El bote se aleja
y forma un camino blanco.
Mi dolor y su huella.
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Viniste al fin, y por eso
dejé ir a las libélulas
que conservaba cautivas
entre mis cinco dedos,
este atardecer de otoño.
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Distinta de un pez,
mi alma se desliza sin agallas.
Yo canto sobre un suspiro.
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¿Será porque siempre anhelas,
corazón, que siempre enciendo
una lámpara en el naranja
del ocaso?
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Dulce y triste, como un amor sobrecogido
por largos suspiros,
de lo profundo de un sauce,
poco a poco aparece la luna.
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En cada cuarto, en cada jarrón,
enciende una brillante luz; arregla
amapolas y rosas.
Esto no es consolar sino castigar;
porque aquí, una mujer - olvidada
de alabar y de responder - , de pronto
deseó llorar por una nimiedad.
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Solo era en el fino hilo de una nube,
casi transparente,
llevándome a lo largo del camino
como una antigua canción sagrada.
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Yosako Akiko - Poeta, ensayista y novelista japonesa.
(Sanai, Osaka 1878 - Tokio 1942)
7 comentarios:
No puedo decir cual me gusta más, todos son bellos. profundos y meditativos. Me parece que son hankas.
Preciosa elección, suave y dulce.
besos.
Me pregunto por qué en los poemas japoneses abundan las menciones a las libélulas...
Qué nivel, que belleza, una gran metáfora preciosa.
Las palabras sobran en este pequeño retrato
La fe es una naranja a pleno sol activándose.
Cual luna el suspiro es aheleado y puro
Una mujer siempre llora, loa felicidad aunque efímera nos es grata.
Maneja las metáforas, compone un mundo diferente con ellas, leerlos es una delicia, gracias.
Besos.
Un capullo como un camino incierto, preciosa metáfora.
Gracias
Gracias a todos otra vez!
Cariños.
Preciosos tus textos..
te dejo un abrazo"
Gracias Allek! - pasé por tu sitio ... una maravilla!
Va también mi abrazo!
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