Moja la acequia el verde labio del bosque
y las flores silvestres se multiplican por millares.
Laberinto sin centro la espesura.
Acecha le belleza en todas partes.
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Es una rara piedra el corazón
a veces ni tu voz puede con él.
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La lluvia mansa
como si llegaran corderos blanquísimos.
Otra vez tu manera, tu modo
y el animal que habita mis adentros
(el búfalo, el toro, el minotauro)
se arrodilla otra vez ante esta lluvia.
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Arde, arde la zarza desde siempre
pero arde sin luz, sin calor
sin fuego.
Ya estabas dentro
no te habías ido nunca.
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Ladran los perros en la noche oscura
olfatean tu presencia silenciosa
corren enloquecidos de un lado para otro
y de repente callan y todo se enmudece
y los perros del alma mastican el silencio
muerden con rabia la mudez nocturna
porque mi olofato siente tu presencia
tu presencia que pasa y no se queda.
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Leandro Calle - 1969, Córdoba Argentina. ("entonces" - Editorial Alción, Córdoba -Argentina 2010)
Costó convencernos, desde lo inhóspito no es necesario volver.
3 comentarios:
Este poeta argentino es un gran poeta, Bellos poemas los que nos compartes el día de hoy.
Besos Merce.
Bella poesía la de este magnífico autor argentino, agradezco lo compartas.
Besos y feliz finde.
~Charo Bustos~☺
He confiado mi caminar con estos versos! Y despegué maravillosamente…
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Es una rara piedra el corazón
a veces ni tu voz puede con él.
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La lluvia mansa
como si llegaran corderos blanquísimos.
Otra vez tu manera, tu modo
y el animal que habita mis adentros
(el búfalo, el toro, el minotauro)
se arrodilla otra vez ante esta lluvia.
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Exquisita elección, gracias por acercarnos a la belleza.
Todo mi cariño como siempre a tu disposición!
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