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arrib.

martes, 29 de junio de 2010

Poemas de Giuseppe Ungaretti

VIGILIA


Una entera velada
tendido al costado
de un compañero
masacrado
con su boca
desencajada
vuelta al plenilunio
con la congestión
de  sus manos
penetrada
en mi silencio
he escrito
cartas llenas de amor


no me he sentido nunca
tan
aferrado a la vida.


MI CASA


Sorpresa
después de tanto
de un amor


creía haberlo desparramado por el mundo


IRONÍA


Oigo la primavera en las ramas negras, entumecidas.
Se puede seguir solo en esta hora, pasando entre las casas
solos con los propios pensamientos.
Es la hora de las ventanas cerradas, pero esta tristeza de regresos me
ha quitado el sueño.
Un velo verde enternecerá mañana desde estos árboles, hace poco,
cuando sobrevino la noche, todavía secos.
Dios no se da descanso.
Sólo a esta hora le es dado, a algún raro soñador, el martirio de
proseguir su obra.
Esta noche, aunque sea de abril, está nevando en la ciudad.

Ninguna violencia supera a aquella que tiene aparencias silenciosas y frías.

                                                                                      De  L´Allegría.

Giuseppe Ungaretti. Italia ( 1988 - 1970)

Antología de Poesía Italiana Contemporánea - LOSADA - Ediciones UNESCO.-
Traducción: Horacio Armani.

sábado, 26 de junio de 2010

Agotados los órdenes

                                                  " Todo se nos escapa,
                                                                                   y todos,
                                                                                   hasta nosotros mismos."
                                                               Marguerite Yourcenar


Agotados los órdenes.
Ha rodado esta piedra
hasta limar los rostros.


Las preguntas crecen 
sobre el límite.
El misterio es más hondo.


¿Existirá el idioma tranansparemte,
fuera ya de la sangre,
donde la voz se calme?

_______________


Hasta cuándo debo sostener tus lamentos.
Tus ojos y tu lengua.
Tus llagas negras.


¿No ves el viento?


Dice que no en las ramas,
en el pájaro,
en el centro del aire,
en la tensa densidad del tiempo.


Hasta cuándo.
Mujer que ya has partido.


¿No ves el viento?


___________


Pusimos unas hojas doradas en el té
y apareció en tus ojos una luz distinta,
demoledora de miedos.


Queríamos tocarnos,
aun con los dedos agotados por la fatiga.


Entonces,
como si hubieses sido sólo de viento.
Te fuiste.

M.M. Vendramini

miércoles, 23 de junio de 2010

Leopoldo Marechal

CORTEJO


Vestida y adornada para sus bodas
la Muerta va: dos niños
la conducen llorando.
Y es en el mismo carro de llevar las espigas
maduras en diciembre.


El cuerpo va tendido sobre lanas brillantes,
ejes y ruedas cantan
su antigua servidumbre.
Clavado en la pradera como una lanza de oro
fulgura el mediodía.

(Mi hermano va en un potro del color de la noche,
yo en una yegua blanca 
sin herrar todavía.)

La Muerta va en el carro de los trigos maduros:
su cara vuelta al sol
tiene un brillo de níquel.
Se adivina la forma del silencio en sus labios,
una forma de llave.


Ha cerrado los ojos a la calma visible
del día y de su juego
de números cantores;
y se aferran las manos a la Cruz en un gesto
de invisible naufragio.


Y mientras el cortejo se adelanta entre flores
y linos que crecean 
el idioma del viento,
la cabeza yacente, sacudida en el viaje,
traza el signo de ¡no!


Dos niños la conducen: en sus frentes nubladas
el enigma despunta.
¿Por qué la Muerta va con su traje de bodas?
¿por qué en el mismo carro
de llevar las espigas?


(Mi hermano va en un potro
del color de la noche,
yo en una yegua blanca
sin herrar todavía.)


Leopoldo Marechal
Argentina (1900- 1970)

lunes, 21 de junio de 2010

Invierno

Insomnes escarchas acechan,
acero entre las hojas.
Aves y sueños han emigrado
a otra orilla del tiempo.

Pleno junio.
Trampas de aire tibio.
El abandono.
Y esta desgarradora orfandad en las cornisas.

_________


Cuando nombrabas mi tristeza
sentía las heridas que iban
abriéndose en tu boca.
Quise tocar tus labios
y devolverte la sonrisa.

Pero estabas demasiado lejos de mis manos.

_________


Desprendí tu abrazo, frágil
enredadera del alba.
Aparté tu dolor, creciente
luna de fuego.
te llevé hasta el último viento.

Tu mirada,
miel diluida
en el silencio,
estrella ínfima,
seguro indicio de Dios.

Late.
En mi propio huracanado desvelo.

__________

M.M.Vendramini.

sábado, 19 de junio de 2010

Lavandas


¡Por fin colores!

viernes, 18 de junio de 2010

José Saramago

El Evangelio según Jesucristo.
( breves fragmentos)




De aquí sólo saldrás para morir. En el primer momento, el doble choque, el de la caída y el de la sentencia, dejó a José sin pensamientos. Después, cuando se recuperó, notó dentro de sí una gran tranquilidad, como si todo aquello fuese una pesadilla de la que iba a despertar y por tanto no valía la pena atormentarse con las amenazas, pues se disiparían en cuanto abriera los ojos. Entonces recordó que cuando soñaba con el camino de Belén también tenía la seguridad de despertarse y, sin embargo, empezó a temblar, se había hecho al fin clara la brutal evidencia de su destino, Voy a morir, y voy a morir inocente.


.....


En pie, todos. Creyeron los presos que se aproximaba el comandante de la cohorte, y el vecino de José le dijo, Prepárate, y quería decir, Prepárate para quedar libre, como si para la libertad fuera necesaria preparación.


.....


rápidamente los soldados rodearon a los prisioneros, De frente, y el cortejo, delante los condenados, seguidos por la población, se encaminó hacia afuera de la ciudad. Al verse conducido así, sin tener a quién pedir merced, José alzó los brazos y dio un grito, Salvadme, que yo no soy de éstos, salvadme, que soy inocente, pero vino un soldado y con el extremo de la lanza le dio un varazo que casi lo dejó tendido. Estaba perdido.


.....


No hay salida, se equivoca, la hay y falta poco para llegar. Aunque cueste creerlo, la certeza de la muerte próxima lo calmó. Entonces por primera vez recordó José a sus hijos, también tuvo un pensamiento fugaz para su mujer, pero eran tantos los rostros y nombres, que su desvanecida cabeza, sin dormir, sin comer, los fue dejando por el camino uno tras otro, hasta que no le quedó más que Jesús, su hijo primogénito, el primero en nacer, su último castigo. Recordó la conversación sobre el sueño, de cómo le dijo, Ni tú puedes hacerme todas las preguntas, ni yo puedo darte todas las respuestas, ahora llegaba el final del tiempo de responder y preguntar.

.....


José Saramago (1922 - 18 de junio de 2010)- "El Evangelio según Jesucristo" - Editorial Alfaguara.-

sábado, 12 de junio de 2010

La poesía

"La poesía es la más excelsa forma del conocimiento, y de la transmición de ese conocimiento por la palabra, por el sonido de las palabras y su ritmo intenso que, cuando es válido y no impostado es semejante a la respiración corpórea o al ritmo de las mareas. La poesía es indomable, incierta, engañosa, delirante, insospechable, no admite sujeción a arte retórica alguna ni  a reglas, métodos o recomendaciones. Suntuosa o indigente, es siempre absolutamente individual, accidental e irretornable.
La poesía no es ideología ni es discurso, es palabra, a veces -casi siempre- palabras apartentemente imponderables; o es todo eso, pero de manera distinta y sólo al servicio de un íntimo sobresalto del cuerpo, porque -bien se dijo- en la poesía el cuerpo está a la vanguardia.
El primer impacto, el acto inicial y oscuro de la poesía es la perplejidad, algo como un fogonazo o un signo aparentemente hermético y discontinuo, nacido "como nenúfar del fuego".
La poesía no es un fruto cotidiano, ni una experiencia por acumulación, ya que el sentimiento no necesita de la experiencia, ni siquiera de la sabiduría que depara el ejercicio de la razón.Tampoco es por cierto el poema, un acto de prestidigitación o una flor o una paloma que de pronto sale de una galera; existen los desvelos y la impaciencia, los borradores. Pero en ella desbastar, ensayar, deshechar es por lo general un prolegómeno para la epifanía; y cuando aquí se habla de experiencia está referida a las palabras, al aprendizaje de las palabras propias, no al sentimiento, porque éste es congénito y viene ya con el poeta."

Héctor Tizón - Fragmento del prólogo de "Riesgos de la noche", Raquel Garzón - Alción Editora (2001).-

sábado, 5 de junio de 2010

sin actos de amor extremos

Repentinamente un mundo nuevo,

poblado de campanas.

De estrellas en el centro de la tarde.

Para llegar sin lágrimas

hasta los peldaños donde nace la vida.

Libre de laberintos y prisiones.

Sin cruces, sin calvarios

Sin exorsismos.

Sin actos de amor extremos.

Un manantial sobre la roca virgen,

cándida y expléndida.

Como otra piel que espera, hecha manto,

desde un abrazo.


____________


Gestos
destinados a repetirse
sobre el camino diario.


Tal vez esto haya sido estar juntos,
y ésta la gran maravilla de la vida.
Aferrarnos tomados de la mano
anhelando desesperados
las llaves que trae la tormenta,
para soltar amarras
y disgregarnos.


Disimulados en la lluvia.


_____________


Dos puertas, sus ojos
abiertos hacia el alba.
Cristales detenidos sobre la frente.
Fijas las pupilas.


El geométrico perfil de la ciudad
suspendido
sobre un cielo no terrenal.
llega
         ataca
                    invade
el quieto espacio
del alma en suspenso.
Sedienta.
Abierta a cristalinos canales,
extendiéndose.


Se alza la luz.
Crece en púrpura.
Gime en azul.


Y las puertas no ceden.
O no quiero abrirlas.


Recibo el grito de la vida naciendo hoy,
como una flor irracional,
sobre el perfil dormido de la ciudad..

_____________


M.M.Vendramini.-

martes, 1 de junio de 2010

Silvia Plath - Danzas Nocturnas -

Una sonrisa tuya cae sobre la hierba
y se pierde para siempre.


Y dónde se extraviarán
tus danzas nocturnas? en las matemáticas?


Saltos y espirales tan puros
sin duda recorren


eternamente el mundo, y no me quedaré
despojada de belleza: el don


de tu pequeña vida. Tu olor
a pasto mojado cuando duermes. Azucenas, azucenas


que no pueden compararse con tu carne.
La cala. Los fríos pliegues de su ego

y el lirio, embelleciéndose a sí mismo.
Manchas y un despliegue de pétalos ardientes.


Los cometas,
tienen que atravesar tanto espacio.


Tanta frialdad, tanto olvido.
Así se desvanecen sus gestos,


cálidos y humanos, y luego su luz rosada
sangrándose y desollándose


a través de las amnesias negras del cielo.
Por qué me son otorgadas


estas lámparas, estos planetas,
que caen como bendiciones, como copos de nieve


hexagonales blancos
sobre mis ojos, mis labios, mis cabellos.


Rozándome y fundiéndose.
En ninguna parte.


Silvia Plath - Estados Unidos (1932 - 1963)

Traducción: María Julia de Ruschi Crespo.