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arrib.

jueves, 30 de diciembre de 2010

Pensamientos para tener en cuenta mientra pasan los años.

Si en algún momento  la vida merece la pena
es cuando el hombre contempla la belleza.

                                                          PLATON

Conviene dedicarse asiduamente
a todo lo que pueda procurarnos felicidad.

                                                          EPICURO

Yo no soy la eternidad. Soy un hombre, una
parte del todo, como una hora es una parte
del día. Una hora llega y pasa; yo llego y
paso.
El modo de pasar es indiferente.

                                                          EPICTETO

La libertad no consiste en desear que las cosas
sucedan como a ti te plazca, sino como deben
suceder.

                                                          EPICTETO

Ama y haz lo que quieras. Si callas, callarás
con amor; si gritas, gritarás con amor,
si enmiendas, enmendarás con amor. Si el amor
está arraigado en ti, ninguna cosa sino amor serán tus frutos.

                                                          SAN AGUSTÍN

 La vida: agítese antes de usarla.

                                                          UNAMUNO

  El corazón tiene razones que la razón desconoce.

                                                           PASCAL

jueves, 23 de diciembre de 2010

Navidad


viernes, 17 de diciembre de 2010

Paulina vinderman - Argentina 1944 -

 
 
  La muerte de la imaginación
 
 
                                         "Lo que más temo es la muerte de la imaginación."
                                              Sylvia Plath

El corazón no tiene quien le escriba,
nadie se atreve a cruzar la noche remando
en la intemperie
           (nadie se ve)
Y si no fue más que un amor negro, susurrante
que nada da,
el viaje más lejano fue el de mi cabeza
hacia su hombro
               (el más inútil)
La rama golpea en la terraza
pero es solamente oscura. El miedo
se sienta a comer un pastel en la cocina
               (y dice que es real)
¿Alguien pudo tocar a la desesperación?
Terciopelo, papel de diario, una lata oxidada,
no hay vacuna contra las superficies.
 
El mundo es un hueco tapado con barniz
                 (y no respira.)
©Paulina Vinderman
De: Bulgaria
 
 ____________
 
 
Llovió todo el verano
y la vigilia olía a huerto en plena multitud.
Ella sólo se miraba en las viejas películas,
enterraba palabras como huesos de perro
en lugar de escribir (en lugar de vivir.)
No había señales en las cosas,
las ficciones eran eso: ficciones revueltas
en el polvo del mundo.
Un viaje sonámbulo hacia una cita de Barthes.
 
Por todas partes colgaban trapos húmedos
y el café se aguaba como el cielo.
"¿Quién estará viviendo en la casa de al lado?
Un perro ladra, tiene la cabeza vendada
igual que Apollinaire,
ese rock suena como el mismo infierno
o como un paraíso que no expulsa la furia para existir."
Todo el verano ella se refugiaba en su propia ausencia
como si fuera la casa de campo del lugar
                              (como si fuera el lugar)
La contracción confusa de una épica borrada
                                                      por la lluvia.
 
Un erotismo callado definía la vida en la conspiración de
                                                                         la oscuridad,
como otra oscuridad
                                 (muy cercana).
 
__________
 
a María del Carmen Colombo
©Paulina Vinderman
De: Bulgaria

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Es un fantasma el mundo

Despierto.
Rasgo la trama que envuelve tu refugio.

Allí estás.

Descansas sobre la vida.
Vacío el campo de batalla.
Abandonadas las armas

ahora
brillantes esculturas de azúcar.

Te nombro.
No respondes.
Te grito.
No despiertas.
Extiendo las manos hasta tu frente.
Desapareces al rozarte.

Es un fantasma el mundo.

Sólo un espejo
reproduce incansable
antiguos gestos.

__________

M.M.Vendramini.-

lunes, 6 de diciembre de 2010

Verano



Verano


      I


Todo es promesa.
Entre hileras de muertos
se  abre la mancha con fulgor.
Un movimiento lento y preciso
que apunta al cielo:
                                    vivo jaguar azul.
        II


En el profundo silencio de la noche
cae una rama pequeña;


reposan los pensamientos
y el sonido se hace audible
en avalancha.


Me uno al coro.


Una polilla crepita
en la llama de la lámpara.


__________


Cacería


Cruza un aguilucho
en lento vuelo preciso,
y una pareja de torcazas
lo sigue 
con dementes gritos.


Se ha movido Orión hacia el oeste
y las Pléyades cayeron.
Se sacia el hambre de la noche, la zarpa silenciosa,
y el día inicia su conquista.
Devora
la hormiga grande 
a la chica.


Acosa el mundo.


Cruza un aguilucho
en lento vuelo preciso. Lleva el coro
demente de la madre, y un pichón
o dos en el pico.

____________

Diana Bellessi - Santa Fe - Argentina 1946-
TENER LO QUE SE TIENE - Poesía reunida- Adriana Hidalgo editora.-

martes, 30 de noviembre de 2010

Enrique Molina - LA MALETA DE PIEL DE PÁJARO -

Algunas  cosas atraídas por el horizonte
Vuelven a antiguos sitios para descifrar las idea melancólicas
O nos arrastran como el tren en ruinas envuelto en terciopelo de
flancos ardientes desgarrados por la ferocidad del recuerdo
Con criaturas de volcán impasible o estepa en la que se ocultan
momias
Pasando de mano en mano la negra brasa de la lejanía
El tren ahogado  lento con orejas de lluvia
El tren de roncas venas de ceniza
Arrastrando entre sueños su voz que deletrea viejas cartas de
amor con la misma locura
Mientras fluye hacia el túnel de ramas del invierno
Cielo de fango y hierro del olvido


Una mujer de  mirada polvorienta asomada al cristal
Vierte el aceite nocturno en un farol de luz verde como la 
esmeralda de la juventud que se pierde a lo lejos
Su cabellera de ráfaga en la niebla
Es el torbellino de nieve de  mariposas sobre una joven en un trineo
dentro de esas esferas inolvidables que agitan los niños
Viajera de perfume viajera de suspiro viajera de lamento
Viajera de sollozo de luna entre las piedras
Deslizándose entre dos inmensos mascarones solitarios en medio
del páramo sepasrados entre sí por el rayo
Figuras de proa de abismo:
Una del lado de las cosas imposibles infinitamente tierno
La otra del lado de la pasión jamás vivida
Y siempre ese silbato de tren con ruedas de rosal calcinado
El tren de vagos labios que sonríen
Siempre esa sal de lluvia en las lágrimas
El tren que se deshace el tren de plumas
Rodando tristemente por el humo del alma


Tal es la vieja máquina de fuego
Que alimenta la velocidad del tiempo a través de todo latido
Y los vagones tapizados de musgo con un asiento abandonado
Donde viaja un vestido vacío de mujer de lana verde a cuadros 
Descolorido en los sitios donde la nostalgia apoyó su cabeza
El tren de collares errantes
El tren de primavera nómade que se deshace en una lluvia negra
invisible en la tierra
Manando a borbotones la sangre de  las canciones olvidadas:
"no necesito silencio ya no tengo en quién pensar"
A  lo largo de las hondonadas salvajes idénticas a besos
Junto a los indios de miel helada apostados al borde de sus 
tumbas
En el país construido como una enorme choza de cristal y
tinieblas purificado por los ácidos de la tormenta
El tren de pesados peñascos que cierran una puerta
El tren de adiós de luz irreparable


(Un gemido un encuentro pueden llevar más lejos
La realidad  de estos delirios que invocas)

__________


Enrique Molina (Buenos Aires 1910 ) - Orden Terrestre
Obra poética (1941 - 1955 ) - Seix Barral - 1995 -

viernes, 26 de noviembre de 2010

Octavio Paz

Instantáneas

Aparecen, desaparecen, vuelven, pían entre las ramas del árbol de los nervios, picotean horas ya maduras - ni pájaros ni ideas: reminiscencias, anunciaciones.


cometas-sensaciones, pasos del viento sobre las ascuas del otoño,  centelleos en el talllo de la corriente eléctrica: sorpresa, rosa súbita;

caracola olvidada en la playa de la memoria, caracola que habla sola, copa de espuma de piedra, alcoba del océano, grito petrificado;


lenta rotación de países, incendios nómadas, parálisis repentina de un desierto de vidrio, transparencias pérfidas, inmensidades que arden y se apagan en un cerrar de ojos;


la  sangre fluye entre las yerbas de  menta y colinas de sal, la caballería de la sombra acampa en las orillas de la luna, redoble de tambortes en el arenal bajo un planeta de huesos;


melancolía de una tuerca oxidada, coronan a un escarabajo rey de una taza rota, mariposa en vela de un fuselaje dormido, girar de una polea sonámbula: premoniciones y rememoraciones;


lluvia ligera sobre los párpados del alba, lluvia tenaz solbre el verano devastado, lluvia tenue sobre la ventana de la convalesciente, lluvia sobre el confeti de la fiesta, lluvia de pies leves y sonrisa triste;


calavera de cuarzo sobre la mesa del insomio, cavilaciones de madrugada, huesos roídos, tijeras y taladros, agujas y navajas, pensamiento: pasadizo de ecos;


discurso sin palabras, música más vista que oída, más pensada que vista, música sobre tallos de silencio, corola de claridades, llama húmeda;


enjambre de reflejos sobre la página, ayer y hoy confundidos, lo visto enlazado a lo entrevisto, invenciones de la memoria, lagunas de la razón;


encuentros, despedidas, fantasmas del ojo, encarnaciones del tacto, presencias no llamadas, semillas de tiempo: destiempos.

__________


Octavio Paz - México 1914 - 1998. 

OBRA POÉTICA II - de: OBRAS COMPLETAS: Círculo de Lectores -Fondo de Cultura Económica.

México 2004 .

lunes, 22 de noviembre de 2010

Arnaldo Calveyra - Apuntes para una reencarnación.

(Fragmentos)

Palabras, no de otra cosa sabía, palabras prestadas al cartero apostado en las esquinas de tu pueblo, cuando no al espejo. Espejo de junto a la puerta, huésped ficticio del tamaño del hombre que a su lado pasa los días, y los árboles y la tarde entrando por la ventana le prestan no sé qué presencia, una presencia.


Palabra siguiente: a ciertas horas te sentabas a aguardarla, como a una persona que disfrazada de visita entraría por la puerta a contarte alegrías y pesares, encontrarte en esa espera, siempre del lado de ninguna parte, armándote de la paciencia que con el tiempo adquieren los poemas.


Espejo del tamaño del hombre que vive a su lado, lo acompaña en sus preparativos de sombra.

__________


La mitad de la tarde. En el espejo, soñoliento, el rosal 
reclina sus  sus flores hacia un crepúsculo sólo por él
imaginado.
"Puesto que ya no queda nombre en el espejo", oigo que dice, "entraré en la pieza para buscarme en él".


Espejo que por poco desaparece bajo las begonias del patio.


"No queda ya nombre en el espejo, no queda hombre ni nombre en el reflejo del espejo".


Y el espejo, del que cuentan maravillas, empieza a quedarse dormido, las imágenes del día absortas en su tinta, el rosal que oscurece busca refugiarse en su diamante.


¡Espejo observado por la muerte y memorias tuyas y suyas en esta hora de nadie! ¡Premura de las palabras que muy pronto se convertirán de nuevo en mentiras!


__________


Como en un cuento, en el espejo de aparecer palabras la noche se adensa. Antes de que la última se muestre, pareciera desinteresarse de ellas.


Como en el mal señalado camino de un sueño, en su media luna te siguen pareciendo mentira las palabras.


Un espejo te ocasiona, otro te va borrando cuando acabes de murmurarlas todas será el final del día.


Para que la muerte cese, atiende, permanece en silencio con los ojos cerrados.


Cuando te canses de ser reflejo, ella se introduce por el bisel de tu cuerpo.


Manchas en el espejo como la muerte mancha.


__________



Palabra desde tantos lugars, su verde insistencia, hojas, se abandonan a lo largo de la media luz, tarde que se eterniza en el jardín (sus aromas) nacido para culminar en oeste.

Puedes quedarte callado en medio de esas poseciones, durante horas permanecer callado como a instancias de un agua que pasa. 
Callarte, quedarte callado así, durante horas en nombre del callarse, del permanecer callado, así.


Hojas desprendiéndose del cuento de otoño, siempre por llegar, ya  por irse. En tardes como tus pasos, el alma del viajero se pone en movimiento.


No hace más que pasar el color de los espejos.


__________



Pese a tardes tales, a esa luz de página volviéndose malvones, de pie en una vereda, usted, yo, como dos hombres saben interrumpirse en medio de algo y palabras castellanas en el abandono del texto por escribirse en una lengua desconocida. A medida que se calla empiezan a entrar en los arrabales de esa lengua.


Volviendo siempre a lo mismo, cuaderno abierto por la página que eras esta mañana, a punto (en espera) de llegar al fiel del poema, al poema.

__________
  

Arnaldo Calveyra ( Mansilla, provincia de Entre Ríos 1929) - Poesía reunida -
Adriana Hidalgo Editora. (Junio 2008 ) .-

domingo, 14 de noviembre de 2010

Octavio Paz


EL CÁNTARO ROTO


La mirada interior se despliega y un mundo de vértigo y llama nace bajo la frente del que sueña:
soles azules, verdes remolinos, picos de luz que abren astros como granadas,
tornasol solitario, ojo de oro girando en el centro de una explanada calcinada,
bosques de cristal de sonido, bosques de ecos y respuestas y ondas, diálogo de transparencias,
¡viento, galope de agua entre los muros interminables de una garganta de azabache,
caballo, cometa, cohete que se clava justo en el corazón de la noche, plumas, surtidores,
plumas, súbito florecer de las antorchas, velas, alas, invasión de lo blanco,
pájaros de las islas cantando bajo la frente del que sueña!

Abrí los ojos, los alcé hasta el cielo y vi cómo la noche se cubría de estrellas.
¡Islas vivas, brazaletes de islas llameantes, piedras ardiendo, respirando, racimos de piedras vivas,
cuánta fuente, qué claridades, qué cabelleras sobre una espalda oscura,
cuánto río allá arriba, y ese sonar remoto de agua junto al fuego, de luz contra la sombra!
Harpas, jardines de harpas.

Pero a mi lado no había nadie.
Sólo el llano: cactus, huizaches, piedras enormes que estallan bajo el sol.
No cantaba el grillo,
había un vago olor a cal y semillas quemadas,
las calles del poblado eran arroyos secos
y el aire se habría roto en mil pedazos si alguien hubiese gritado: ¿quién vive?
Cerros pelados, volcán frío, piedra y jadeo bajo tanto esplendor, sequía, sabor de polvo,
rumor de pies descalzos sobre el polvo, ¡y el pirú en medio del llano como un surtidor petrificado!

Dime, sequía, dime, tierra quemada, tierra de huesos remolidos, dime, luna agónica,
¿no hay agua,
hay sólo sangre, sólo hay polvo, sólo pisadas de pies desnudos sobre la espina,
sólo andrajos y comida de insectos y sopor bajo el mediodía impío como un cacique de oro?
¿No hay relinchos de caballos a la orilla del río, entre las grandes piedras redondas y relucientes,
en el remanso, bajo la luz verde de las hojas y los gritos de los hombres y las mujeres bahándose al alba?
El dios-maíz, el dios-flor, el dios-agua, el dios-sangre, la Virgen,
¿todos se han muerto, se han ido, cántaros rotos al borde de la fuente cegada?
¿Sólo está vivo el sapo,
sólo reluce y brilla en la noche de México el sapo verduzco,
sólo el cacique gordo de Cempoala es inmortal?

Tendido al pie del divino árbol de jade regado con sangre, mientras dos esclavos jóvenes lo abanican,
en los días de las grandes procesiones al frente del pueblo, apoyado en la cruz: arma y bastón,
en traje de batalla, el esculpido rostro de silex aspirando como un incienso precioso el humo de los fusilamientos,
los fines de semana en su casa blindada junto al mar, al lado de su querida cubierta de joyas de gas neón,
¿sólo el sapo es inmortal?

He aquí a la rabia verde y fría y a su cola de navajas y vidrio cortado,
he aqui al perro y a su aullido sarnoso,
al maguey taciturno, al nopal y al candelabro erizados, he aquí a la flor que sangra y hace sangrar,
la flor de inexorable y tajante geometría como un delicado instrumento de tortura,
he aquí a la noche de dientes largos y mirada filosa, la noche que desuella con un pedernal invisible,
oye a los dientes chocar uno contra otro,
oye a los huesos machacando a los huesos,
al tambor de piel humana golpeado por el fémur,
al tambor del pecho golpeado por el talón rabioso,
al tam-tam de los tímpanos golpeados por el sol delirante,
he aqui al polvo que se levanta como un rey amarillo y todo lo descuaja y danza solitario y se derrumba
como un árbol al que de pronto se le han secado las raíces, como una torre que cae de un solo tajo,
he aquí al hombre que cae y se levanta y come polvo y se arrastra,
al insecto humano que perfora la piedra y perfora los siglos y carcome la luz,
he aquí a la piedra rota, al hombre roto, a la luz rota.

¿Abrir los ojos o cerrarlos, todo es igual?
Castillos interiores que incendia el pensamiento porque otro más puro se levante, sólo fulgor y llama,
semilla de la imagen que crece hasta ser árbol y hace estallar el cráneo,
palabra que busca unos labios que la digan,
sobre la antigua fuente humana cayeron grandes piedras,
hay siglos de piedras, años de losas, minutos espesores sobre la fuente humana.

Dime, sequía, piedra pulida por el tiempo sin dientes, por el hambre sin dientes,
polvo molido por dientes que son siglos, por siglos que son hambres,
dime, cántaro roto caído en el polvo, dime,
¿la luz nace frotando hueso contra hueso, hombre contra hombre, hambre contra hambre,
hasta que surja al fin la chispa, el grito, la palabra,
hasta que brote al fin el agua y crezca el árbol de anchas hojas de turquesa?

Hay que dormir con los ojos abiertos, hay que soñar con las manos,
soñemos sueños activos de río buscando su cauce, sueños de sol soñando sus mundos,
hay que soñar en voz alta, hay que cantar hasta que el canto eche raíces, tronco, ramas, pájaros, astros,
cantar hasta que el sueño engendre y brote del costado del dormido la espiga roja de la resurrección,
el agua de la mujer, el manantial para beber y mirarse y reconocerse y recobrarse,
el manantial para saberse hombre, el agua que habla a solas en la noche y nos llama con nuestro nombre,
el manantial de las palabras para decir yo, tú, él, nosotros, bajo el gran árbol viviente estatua de la lluvia,
para decir los pronombres hermosos y reconocernos y ser fieles a nuestros nombres
hay que soñar hacia atrás, hacia la fuente, hay que remar siglos arriba,
más allá de la infancia, más allá del comienzo, más allá de las aguas del bautismo,
echar abajo las paredes entre el hombre y el hombre, juntar de nuevo lo que fue separado,
vida y muerte no son mundos contrarios, somos un solo tallo con dos flores gemelas,
hay que desenterrar la palabra perdida, soñar hacia dentro y también hacia afuera,
descifrar el tatuaje de la noche y mirar cara a cara al mediodía y arrancarle su máscara,
bañarse en luz solar y comer los frutos nocturnos, deletrear la escritura del astro y la del río,
recordar lo que dicen la sangre y la marea, la tierra y el cuerpo, volver al punto de partida,
ni adentro ni afuera, ni arriba ni abajo, al cruce de caminos, adonde empiezan los caminos,
porque la luz canta con un rumor de agua, con un rumor de follaje canta el agua
y el alba está cargada de frutos, el día y la noche reconciliados fluyen como un río manso,
el día y la noche se acarician largamente como un hombre y una mujer enamorados,
como un solo río interminable bajo arcos de siglos fluyen las estaciones y los hombres,
hacia allá, al centro vivo del origen, más allá de fin y comienzo.
 
__________
Ocatavio Paz - México (1914 - 1998)
 
 

viernes, 12 de noviembre de 2010

Wislawa Szymborska -

 A algunos les gusta la poesía


A algunos,
es decir, no a todos.
Ni siquiera a los más, sino a los menos.
Sin contar las escuelas, donde es obligatorio,
y a los mismos poetas,
serán dos de cada mil personas.


Les gusta,
como también les gusta la sopa de fideos,
como les gustan los cumplidos y el color azul,
como les gusta la vieja bufanda,
como les gusta salirse con la suya,
como les gusta acariciar al perro.


La poesía,  pero qué es la poesía.
Más de una respuesta insegura
ha habido a esta pregunta.
Y yo no sé  y sigo sin saber, y a esto me aferro
como a oportuno  pasamanos.

________



 Descubrimiento

Creo en el gran descubrimiento.
Creo en el terror del hombre que hará el descubrimiento.
Creo en la palidez de su rostro,
la náusea, el sudor frío en su labio.

Creo en la quema de las notas,
quema hasta las cenizas,
quema hasta la última.
 

Dónde los números,
su dispersión sin remordimiento.

Creo en la rapidez del hombre,
la precisión de sus movimientos,
su libre albedrío irreprimido.

Creo en la destrucción de las tablillas,
el vertido de los líquidos,
la extinción del rayo.

Afirmo que todo funcionará
y que no será demasiado tarde,
y que las cosas se develarán en ausencia de testigos.
Nadie lo averiguará, no me cabe duda,
ni esposa ni muralla,
ni siquiera un pájaro, porque bien puede cantar.

Creo en la mano detenida,
creo en la carrera arruinada,
creo en la labor perdida de muchos años.
Creo en el secreto llevado a la tumba.

Para mí estas palabras se remontan por encima de las reglas.
No buscan apoyo en ejemplos de ninguna clase.
Mi fe es fuerte, ciega y sin ningún fundamento.





__________


Wislawa Szymborska - Polonia 1926 -

jueves, 4 de noviembre de 2010

Tarde de noviembre.

¿Dónde?


Dentro de la piedra.


¿Siempre?

Desde que lo dejó el amor
hasta la llegada de la furia.


¿Por qué?


¿Cómo explicar por qué la piedra
se hizo hombre?


¿Lo escuchaste?


Tal vez.


Bajo este cielo de noviembre.

Mientras el dolor envuelve
sin ceder,
sin distraerse un sólo instante.


¿Qué harás?


Cerrar las rocas.
Cubrilo todo.

Hasta que el amor y la furia
vuelvan  solos
a ser vida.


___________


El día que no queríamos vivir
aquí,  entre nosotros.

Avanzando lento.

Agua oscura
densa.


Destinada  a ocupar nuestras gargantas
sin valor para la palabra.

__________


Las almohadillas
una junto a la otra.


Sus agujas, las tuyas,
las mías.


Una junto a la otra.
Abriendo mínimas heridas en el paño rojo.


Sangre,
rojo sangre.

De tantas heridas ínfimas
surgidas
en el mismo rito.

__________

M.M.Vendramini.-

lunes, 1 de noviembre de 2010

La inmortalidad



Primer capítulo del libro La Inmortalidad,

de Milan Kundera

"Aquella señora podía tener sesenta, sesenta y cinco años.

Yo la miraba mientras estaba acostado en una camilla frente a la piscina de un club de gimnasia situado en la última planta de un edificio moderno, desde donde se ve, a través de unas grandes ventanas, todo París. Estaba esperando al profesor Avenarius, con el que a veces me reúno aquí pará charlar. Pero el profesor Avenarius no llegaba y yo miraba a una señora; estaba sola en la piscina, metida en el agua hasta la cintura, mirando hacia arriba a.un joven instructor vestido con un chandal, que le enseñaba a nadar. Le daba órdenes: tenía que sujetarse con las manos al borde de la piscina y.aspirar y espirar profundamente. Lo hacía con seriedad, con empeño, y era como si desde las profundidades del agua se oyera el sonido de una vieja locomotora de vapor (aquel sonido idílico, hoy ya olvidado, que para quienes no lo conocieron sólo puede ser descrito como la respiración de una vieja señora que, junto al borde de una piscina, aspira y espira sonoramente). Yo la miraba fascinado. Me quedé absorto en su enternecedora comicidad (el instructor también era consciente de ella, porque le temblaba a cada momento la comisura de los labios), pero después me saludó un conocido, quien distrajo mi atención. Cuando quise volver a mirarla, al cabo de un rato, la lección ya había terminado. Se iba, en bañador, dando la vuelta a la piscina. Pasó junto al instructor y cuando estaba a unos tres o cuatro pasos de distancia volvió hacia él la cabeza, sonrió, e hizo con el brazo un gesto de despedida. En ese momento se me encogió el corazón! Aquella sonrisa y aquel gesto pertenecían a una mujer de veinte años! Su brazo se elevó en el aire con encantadora ligereza. Era como si lanzara al aire un balón de colores para jugar con su amante. Aquella sonrisa y aquel gesto tenían encanto y elegancia, mientras que el rostro y el cuerpo ya no tenían encanto alguno. Era el encanto del gesto, ahogado en la falta de encanto del cuerpo. Pero aquella mujer, aunque naturalmente tenía que saber que ya no era hermosa, lo había olvidado en aquel momento. Con cierta parte de nuestro ser vivimos todos fuera del tiempo. Puede que sólo en circunstancias excepcionales seamos conscientes de nuestra edad y que la mayor parte del tiempo carezcamos de edad. En cualquier caso, cuando se volvió, sonrió y le hizo un gesto de despedida al joven instructor (que no pudo contenerse y se echó a reír), no sabía su edad. Una especie de esencia de su encanto, independiente del tiempo, quedó durante un segundo al descubierto con aquel gesto y me deslumbró. Estaba extrañamente impresionado. Y me vino a la cabeza la palabra Agnes.

Agnes. Nunca he conocido a una mujer que se llamara así."


__________

Milan Kundera (checoslovaquia - 1929) - "La inmortalidad" TUSQUETS EDITORES - 1990 -

jueves, 28 de octubre de 2010

Roberto Raschella - Buenos Aires 1930 -

Niña que dice no
niña de los pies pequeños;
una mueca
de temprana violencia
ya gastó tus mejillas,
como una hebra apenas tejida.


¿Dónde está tu sonrisa
que exhalaba quietud?


¿Dónde están 
las vísceras de tus hermanos?
Tan negras también,
como los murales exterminados
de agua estremecida y sutil,
de cerebros y brazos de piedra
sobre la piedra muerta, tan negra
como la extranjera noche
y el pueblo vivido en las orillas.


Mira al mundo ahora, mira,
mundo escarnecido,
tumba de palabras y de cosas.


Mira la ciudad rota por los aceites,
la ciudad que fue
voladero de palomas y dulzura artesana,
la ciudad que lava copas
por la mujer y el hijo.


Mira también la alegría
de los amigos, el escorzo
galopado de follajes
y de luces. Mira la miseria
nueva, la vergüenza de la soledad.


Mira a los jóvenes, ornados
de blanco, frágiles, monstruosos,
devorando el rocío


en la tímida hierba de agosto.

__________

Roberto Raschella - "Tímida hierba de agosto"-Alción Editora 2001 -












'

lunes, 25 de octubre de 2010

No deja espacio el viento.

El sorpresivo roce de una flor
sobresalta la piel.
Detiene el milagro
dentro de su claridad lunar.


En ese ínfimo instante
está el tiempo,
todo el tiempo.


__________


Algo me detiene,
impregna las alas con una melasa oscura.
Son difíciles ahora los pasos,
sólo es posible arrastrarse.


Así estoy segura.
No saltaré, no volaré.

Sólo seguiré con los ojos
la danza del mundo.


__________


 Dijiste:
- no hay nada en esta casa -


Sin embargo,
no deja espacio el viento.

__________


M.M.Vendramini.

viernes, 22 de octubre de 2010

Los trabajos perdidos.

jueves, 21 de octubre de 2010

Fines de octubre

                                                A Susana Stutz


Aun en la ectrema felicidad

nos hermana


la sospecha del miedo.


__________




Sin llamarte llegas

a enceguecer la verdad.


A instalarte en la carne
de puro sueño.


__________




                                     "Este bosque viejo de pronto
                                      enttre los dientes"
                                                                Bernard Nöel


El nombre de una calle
la luz sobre una casa blanca
cada vez más alta y más vacía


es todo lo que queda corazón.


Cuídate:
el invierno ya no es breve
puede durar el resto de la vida.


Y ser intenso.
Y solemne.

__________

M.M.Vendramini.

viernes, 17 de septiembre de 2010

Primavera


                                            

domingo, 5 de septiembre de 2010

Poemas de Glauce Baldovin


Glauce Baldovin

Aún no sé cómo llegó apesar de todos los años transcurridos.
Se sentó frente a mi.
yo tejía una bufanda con agujas de metal blanco
o de un gris casi blando
y me pidió que siguiera tejiendo.
Quería ver como movía las manos.
Nunca le pregunté por temor quizá a la respuesta
o porque estando con ella era tanto lo que teníamos que hablar
tan sugestivo el silencio,
que ese detalle el por qué , el cómo
perdía importancia.
Lo único que recuerdo
y que se repite a diario
entre esfumado
entre nebuloso
es que las anémonas violetas que llenaban la jarra de plata
se marchitaron de pronto
y los pétalos blanquecinos lilas de ceniza
cayeron a la mesa
al suelo.
Se levanto el velo
que le cubría el rostro
y sus ojos azules, negros de tan azules,
se clavaron en mis ojos.
Nunca más hablamos de ello
pero cuando me dijo
después de haber recorrido toda la casa
de haberce detenido en los rincones, en las colchas, en los espejos
"Yo soy tu soledad"
nos abrazamos entre llorando y riendo
nos acariciamos la cabeza
y fue el momento mas tierno del que tengo memoria.


__________


 

Vuelvo temprano
Ella me aguarda leyendo el destino en las h ojas de te
bordando paneles con pajaros rosados.
A veces calla
y espera que sea yo quien hable de las últimas lluvias
de la revolución que avanza.
A veces habla.
Como una bruja que dice que hice en el día
en la noche
y por qué lo hice
A veces callamos las dos
descorremos las cortinas
y miramos en el horizonte no sé si el pasado o el futuro.



Glauce Baldovin - El libro de la soledad 1989 -  (Ediciones Argos-Córdoba) 


Tomado de:La sangre en el ojo - Noviembre 12, 2007.-

jueves, 26 de agosto de 2010

Antonio Porchia


Cuando me hiciste otro, te dejé conmigo.
 

Cuando busco mi existencia no la busco en mí.

No estoy de más en ninguna parte porque no me cuento en ninguna parte.

Te ayudaré a venir si vienes y a no venir si no vienes.

Y si todavía encuentras algo, no haz perdido todo. Te falta perder algo todavía.

El sol es lo exterior de todas las noches y de todos los fríos.

A veces, de noche, enciendo una luz, para no ver.

Cuantos cansados de mentir se suicidan en cualquier verdad.

Cuando me hiciste otro te dejé conmigo

El árbol está solo, la nube está sola. Todo está solo cuando yo estoy solo.

Toda cosa existe por el vacío que la rodea.

Cuando se apagaron sus ojos, yo también vi una sombra.

Cuanto he perdido lo hallo a cada paso y me recuerda que lo he perdido.

Herir al corazón es crearlo.

El temor de separación es todo lo que nos une.

Nadie puede no ir más allá. Y más allá hay un abismo.

El sol es lo exterior de todas las noches y de todos los fríos.



Antonio Porchia - (  1886 - 1968 )

sábado, 21 de agosto de 2010

Y eras el sol

Cuándo fue la última
vez que me miraste


(y eras el sol)


aquí
en el rincón común
tuyo, mío, de todos


hace tanto


gastado está ya el suelo


se hunden los pies
dentro de la tierra


beben como raíces


y todo vuelve
veo las mismas cosas
repito todas las palabras


sin velos
sin membranas 
que deformen sonidos


y el amor es amor
el odio es odio
y el color del dolor
es el que duele


como este recuerdo de tus ojos mirándome


(y eras el sol)


ahora al descubierto
en plena tarde
entre la lluvia


benévola
distante.


M.M.Vendramini

miércoles, 18 de agosto de 2010

Federico García Lorca

  ROMANCE SONÁMBULO

A Gloria Giner
y a Fernando de los Ríos


Verde que te quiero verde.
Verde viento. Verdes ramas.
El barco sobre la mar
y el caballo en la montaña.
Con la sombra en la cintura
ella sueña en su baranda,
verde carne, pelo verde,
con ojos de fría plata.
Verde que te quiero verde.
Bajo la luna gitana,
las cosas le están mirando
y ella no puede mirarlas.

              *
Verde que te quiero verde.
Grandes estrellas de escarcha,
vienen con el pez de sombra
que abre el camino del alba.
La higuera frota su viento
con la lija de sus ramas,
y el monte, gato garduño,
eriza sus pitas agrias.
¿Pero quién vendrá? ¿Y por dónde...?
Ella sigue en su baranda,
verde carne, pelo verde,
soñando en la mar amarga.

              *
Compadre, quiero cambiar
mi caballo por su casa,
mi montura por su espejo,
mi cuchillo por su manta.
Compadre, vengo sangrando,
desde los montes de Cabra.
Si yo pudiera, mocito,
ese trato se cerraba.
Pero yo ya no soy yo,
ni mi casa es ya mi casa.
Compadre, quiero morir
decentemente en mi cama.
De acero, si puede ser,
con las sábanas de holanda.
¿No ves la herida que tengo
desde el pecho a la garganta?
Trescientas rosas morenas
lleva tu pechera blanca.
Tu sangre rezuma y huele
alrededor de tu faja.
Pero yo ya no soy yo,
ni mi casa es ya mi casa.
Dejadme subir al menos
hasta las altas barandas,
dejadme subir, dejadme,
hasta las verdes barandas.
Barandales de la luna
por donde retumba el agua.

              *
Ya suben los dos compadres
hacia las altas barandas.
Dejando un rastro de sangre.
Dejando un rastro de lágrimas.
Temblaban en los tejados
farolillos de hojalata.
Mil panderos de cristal,
herían la madrugada.

              *
Verde que te quiero verde,
verde viento, verdes ramas.
Los dos compadres subieron.
El largo viento, dejaba
en la boca un raro gusto
de hiel, de menta y de albahaca.
¡Compadre! ¿Dónde está, dime?
¿Dónde está mi niña amarga?
¡Cuántas veces te esperó!
¡Cuántas veces te esperara,
cara fresca, negro pelo,
en esta verde baranda!

              *
Sobre el rostro del aljibe
se mecía la gitana.
Verde carne, pelo verde,
con ojos de fría plata.
Un carámbano de luna
la sostiene sobre el agua.
La noche su puso íntima
como una pequeña plaza.
Guardias civiles borrachos,
en la puerta golpeaban.
Verde que te quiero verde.
Verde viento. Verdes ramas.
El barco sobre la mar.
Y el caballo en la montaña.

2 de agosto de 1924

Federico García Lorca

5 de junio 1898
Fuente Vaqueros - Granada- Andalucía - españa.-
19 de agosto 1936
Alcafar - Granada Andalucía - España.-

domingo, 15 de agosto de 2010

La casa del incesto

(fragmento)

Ahora mirábamos todos a la bailarina que ocupaba el centro de la pieza y que bailaba la danza de la mujer sin brazos. Ella bailaba como si hubiera sido sorda e incapaz de seguir el ritmo de la música. Bailaba como si no tuviera oídos para el ruido de las castañuelas. Su danza ocurría en la soledad, distante de la música y de la sala y de la vida.


Bailaba, riéndo y suspirando y aspirando todo por ella misma. Ella bailaba sus terrores, deteniéndose en medio de cada danza para escuchar reproches que nosotros no podíamos escuchar, o para responder a un aplauso que no provenía de ningún público. Percibí una música a la que nosotros éramos sordos, pues estaba transportada por alucinaciones que se nos escapaban.


Me han sido arrebatados mis brazos, cantaba. Me castigaron por haberme retrasado. Me retrasé,. Apreté mis garras sobre todo lo que yo amaba; las cerré sobre los momentos más hermosos de mi vida; estreché entre mis manos la plenitud de cada instante. Tenía los brazos crispados en un perpetuo deseo de ser estrechada. Quería abrazar y retener la luz y el viento y el sol y la noche, el mundo todo entero.
Quería acariciar. Quería aliviar y acunar,  calmar, rodear, envolver. Y ponía tanta fuerza en estgrecharlos contra mí - los que yo amaba - que ellos se quebraron. Lejos de mí. Tanto es así que todo a mi alrededor evitaba mi contacto. Estaba con las manos vacías.


Temblorosa y agitada, ella estaba mirando sus brazos aún y para siempre tendidos frente a ella.


Ella miraba sus manos cerradas, cerradas sobre sí mismas, y lentamente las abrió, las abrió plenamente como Cristo; las abrió en un gesto de abandono y de ofrenda. Era el renunciamiento. Era el perdón. Abría sus brazos, abría sus m,anos, dejando a las cosas seguir su propio curso más allá de ella misma.


No podía soportar el derramamiento de las cosas.  Todo lo que fluye, todo lo que  huye, todo lo que se mueve me ahogaba y me cargaba la garganta.


Ella retomó su danza; bailó siguiendo la música y al ritmo circular de la tierra; dio vueltas como da vueltas la tierra, a la manera de un disco, exponienjdo todas sus faces, de vuelta en vuelta, a la luz  y a la sombra y avanzó con su baile hacia la claridad del día.

__________


Anaïs Nin - (Francia. 1903 - 1977 )
La casa del incesto - Alción Editora- Córdoba Argentina.

viernes, 13 de agosto de 2010

Agosto

                                      "Sirius y Canopus
                                       andan lejanos en el verano.
                                       Y prenden el frío,
                                       el canto sin llama,
                                       su cimbria"

                                                        Ricardo Molinari


Descubro al sol,
enjambre encendido sobre la niebla.
Pequeñas aves surgen desde el río
huérfano de torrentes.
Dos torres, las más tristes,
altos copones pardos,
brindan por la distancia.

En oscuro arrebato se anuncia el viento.
Arrastra en ráfagas la cabellera de la tierra.

__________

El sorpresivo roce
de tu piel
detiene el milagro,
dentro de su claridad lunar.

En ese ínfimo instante,
está el tiempo,
todo el tiempo.

__________


M.M.Vendramini.-

martes, 10 de agosto de 2010

GESUALDO BUFALINO

"Hojas de diario de invierno"

4.
Hoy el cielo, tan desierto de pájaros,
habla tan sólo con una voz de viento,
soplo vagabundo de hojas infelices,
forastero lamento que me busca.
¿Eres tú? ¿No es ya tarde para abrir
como otras veces mi jamba fría
a tu rostro que lentamente olvido,
con grandes ojos de ciega, que se precipita
cada vez más, por el gris ojo de la aguja
de neblina y sueño?  No respondes,
no eres siquiera este aliento que vuelve
y alborota inesperado el enjambre
de percales y bufandas; y se borra
la arrogancia suave de tu sangre
en un toldo de óxido, fúnebres,
pesados oropeles manchan los espejos.
Así se cumple el pacto. Nadie más
que tú sabrá que era la luna el borde
de tu vestido verde, y que saltabas
con la nuca de luz y vientre tibio
arrebatada en el grito de las vías. Yo solo
permanezco apenas en tu nombre de entonces.
Tú duermes, blanda isla de carne,
en la tierra enemiga y no recuerdas

__________


Viento de roca

Con avaras voces, como el agua que golpea
contra la cerca y no tiene respiro,
consolaré siempte mis jornadas
desiertas, ahora que en el valle
entre crines de luz
se dispersa el difícil Can,
y a su contagio  pliegan los enormes
mayorales la nuca de la tierra,
y mi trofeo de exagerada sapiencia
se vuelve niebla siempre.

Aquí se detiene mi marcha, no quiero más
que padecer mi sangre, mi final,
mojar el rostro en este
alto viento de roca
que enturbia el cielo y rompe la memoria.

__________

Serenata para Gessica

Los violines bajo los balcones del gheto,
agudamente te llaman, cosen
en tus pies un damasco dogal:
desde una fábula me lanzas una rosa.

¿Pero, Gessica, no sientes todavía
las palmas de la noche vendándote
la ingenua frente? ¿inmersa, elevarse
de los canales un águila de nubes?

Adios Gessica, adiós, rostro perdido:
ya remota, con gestos de sueño
navegas un río de aire
entre un exterminio dócil de flores.

__________


Gesualdo Bufalino - ( Italia 1920 - 1996)
Versiones  de Diego Ventivegna- Revista "Hablar de poesía"
Alción Editora- Córdoba - Argentina -

viernes, 6 de agosto de 2010

Poemas pendientes

                                        

     Dones para donar


Te doy lo que me dieron:
aquel sagrado olor
a la tierra mojada,
y esa voz  que es el viento
entre las ramas altas.


Devuelvo lo que tuve:
los árboles hermanos,
las flores que modula
la niebla, el grillo, el pájaro
cantando en la garúa.


Ni herencia, ni legado.
Sólo pasión y tiempo.
La intensa vida, el aire,
la mañana radiante
y cielos en los ojos.


No nos llevamos nada.
¿Es que lo merecimos?
La llama del instante,
colores en el sol,
el crepúsculo juntos.


El fuego de la hoguera
donde vamos ardiendo.


¿Y veo lo que me ve?
En el momento justo,
el liso resplandor
del neto mediodía
sobre una mesa blanca.

y frutas entonadas
como parientes próximos:
la luz, la gama, el iris,
limones con bananas
y la manzana verde.


En la lluvia cabemos,
instantáneos,  de pronto,
íntimos y gregarios,
cercanos y distantes.
La lluvia es nuestro tiempo.


La canción evidente,
la palabra encarnada,
lo que llegó de afuera
porque sonaba dentro.
¿O es que no somos, lengua?


Y el fuego de la especie,
horizonte y pasado.


__________


     Consejo de lobo


Incorruptible,
lento
el amor
se posa
sobre la ciudad.


__________


      Epifanías


Como luz
suena el invierno, al sol.
Serena madurez, 
sabor desnudo
que suspende y sostiene
sin sospechar que sabe,
secreto, sólo en sí,
siente sin sentimiento,
a simple sed,
a simple ser,
solo y sumo en el sol
sagrado del silencio
seco, soberbio, suelto
sobre ese frío encendido.

___________

Rodolfo Alonso - (Argentina - 1934)
Poemas pendientes
Alción Editora - junio 2010 -

domingo, 1 de agosto de 2010

A Celeste

Concebida en las últimas lunas
de noviembre

llegaste

fruto estelar

a dibujar un horizonte
de ternura

que seguirán
mis ojos 
extasiados

hasta la última
mirada
de mi vida.

__________


M.M. Vendramini.-

El arte de narrar

Llamamos libros
al sedimento oscuro de una explosión
que cegó, en la mañana del mundo,
los ojos y la mente y encaminó la mano
rápida, pura, a  almacenar
recuerdos falsos
para memorias verdaderas.
                                           Construcción
irrisoria, que horadan los ojos del que lee
buscando, ávidos, en el revés del tejido férreo,
lo que ya han visto y que no está.
                                            Porque estas horas
de decepción,  que alimenta la rosa
del porvenir donde la vieja rosa marchita
persevera, no quedarán
tampoco entre sus pétalos,
flor de niebla, olvido hecho de recuerdos retrógrados,
rosa real de lo narrado
que a la rosa gentil de los jardines del tiempo
disemina
                        y devora.


Juan José Saer - (Argentina - 1937)
200 años de Poesía Argentina - Alfaguara - 2010-

martes, 27 de julio de 2010

Vuelvo a tu magia


Este es el tiempo

Pasó mayo, el frío
castigó los rosales amarillos.
Está vacío el bebedero de los pájaros
y una llovizna antigua
merodea la casa.

¿Dónde estás,
ahora que eres el único refugio?

__________

Cuando te vas,
desde hace tanto ya,
comienzo a vestirme de otra cosa.
Tratando de saber:
qué, quién soy.
Sin comprender,
que ya pasó la vida
de aquella que no encuentro.

__________

Este es el tiempo,
cuando el color de los agapantos
me lastima los ojos
y las constelaciones arden a las tres de la tarde.

Todo anuncia la tempestad.

Desde el sur avanza el nido de los abismos
precedido por sus voces púrpuras.

No habrá lugar sobre la tierra
donde esconder los sueños.
Ni los más efímeros,
ni los más profundos.

No habrá lucha posible,
ni refugios,
ni trueques dignos.

Desamparados aguardan los almácigos.

Y las manos no bastan.

__________

M.M. Vendramini .- 

sábado, 24 de julio de 2010

Alejo Carpentier



"Ti Noel comprendió obscuramente que aquel repudio de los gansos era un castigo a su cobardía. Mackandal se había disfrazado de animal, durante años, para servir a los hombres, no para desertar del terreno de los hombres. En aquel momento, vuelto a la condición humana, el anciano tuvo un supremo instante de lucidez. Vivió, en el espacio de un pálpito, los momentos capitales de su vida: volvió a ver a los héroes que le habían revelado la fuerza y la abundancia de sus lejanos antepasados del África, haciéndole creer en las posibles germinaciones del porvenir. Se sintió viejo de siglos incontables. Un cansancio cósmico, de planeta cargado de piedras, caía sobre sus hombros descarnados por tantos golpes, sudores y rebeldías. Ti Noel había gastado su herencia, y a pesar de haber llegado a la última miseria, dejaba la misma herencia recibida. Era un cuerpo de carne transcurrida. Y comprendía, ahora, que el hombre nunca sabe para quién trabaja y espera. Padece y espera y trabaja para gentes que nuca conocerá, y que a su vez padecerán y esperarán y trabajarán para otros que tampoco serán felices, pues el hombre ansía siempre una felicidad situada más allá de la porción que le es otorgada. Pero la grandeza del hombre está precisamente en querer mejorar lo que es. En imponerse tareas. En el Reino de los Cielos no hay grandeza que conquistar, puesto que allá todo es jerarquía establecida, incógnita despejada, existir sin término, imposibilidad de sacrificio, reposo y deleite. Por ello, agobiado de penas y de tareas, hermoso dentro de su miseria, capaz de amar en medio de las plagas, el hombre sólo puede hallar su grandeza, su máxima medida, en el Reino de este Mundo."

Alejo Carpentier -  ( Cuba - 1904 - 1980 )

Fragmento de El reino de este mundo.-

martes, 20 de julio de 2010

REGIÓN DE FORTINES

Aquí estamos.
Agrupados los restos.
Abrazados.
Resucitando el fuego.

Devuélveme el susurro de la paz.
Vísteme con la paciencia de la espiga.
Recuérdame el milagro de la palabra.

Prepárame.

Fuera ha quedado lo temible.

 _____________

           XXI

Heredarás dolores,
gestos tristes,
el hábito gastado,
el camino difícil.
El viento, siempre el viento
y nada por refugio.

Tendrás los pájaros,
el símbolo de piedra,
las semillas de cielo,
la memoria del vuelo.

- Mírame -
- ¿Ves esto vestido de mendigo? -
- Es el amor -

Trabaja ahora.
con esas manos firmes
modela el fuego contenido.
Quema la zarza.
Funda tu propia fuente.

Despeja el sitio
y anida en meditada ceremonia
tus nuevos sueños,
sobre las dispersas cenizas del olvido.

_____________

             XX

Dijiste:
- No hay nada en esta casa -

Sin embargo,
no deja espacio el viento.

_____________            

M.M. Vendramini - "Mínimos soles" Alción editora - (1999)

viernes, 16 de julio de 2010

La tela del sueño - Poemas de Yves Bonnefoy

El jardín

Nieva.
Bajo los copos la puerta,
abre por fin al jardín
de más que el mundo.


Avanzo. Pero se engancha 
mi bufanda en el hierro
oxidado y se desgarra
en mi tela de sueño.


______________


Un poco de agua


A este copo
que se posa en mi mano, deseo
asegurarle lo eterno
haciendo de mi vida, de mi calor,
de mi pasado, de estos días de ahora.
Un instante, simplemente un instante.

Pero ya no es más
que un poco de agua que se pierde
en la bruma de los cuerpos que andan en la nieve.



______________


Las manzanas


¿Y qué habrá que pensar de esas manzanas
amarillas? Ayer
sorprendían desnudas, por su espera.
tras la caída de las hojas.

 Hoy hechizan por cómo
un ribete de nieve
en sus hombros subraya
su modestia.


Yves Bonnefoy - (Francia 1923) - "Comienzo y fin de la nieve" .-

martes, 13 de julio de 2010

Transparencias de un hijo

            
           XIV


Conjuro el milagro.


De  juntar esta arena de tiempo.


Y cocinarla toda
en una única noche.


Transparente.


Que dure lo suficiente,
para llegar a alguna parte.

____________________

           XVII

Algo roto.


La consecuencia invisible
del cataclismo cotidiano.


Una gota,
blanca de sal.


Un temblor en la luz,


algo muerto en los ojos.


Una muesca,
en la raíz del llanto.


___________________

           XX


He aquí:


el horizonte de eventos,
el límite natural
de todas las cosas.


La frontera absoluta
de aquello que es.


Afuera: la nada.


Intentando velar
el terror que llena absoluto


el vacío:


la proyección del sueño.


El espejismo inútil.


Cristián Gabriel Sánchez - "Perfume del agua" - Alción Editora - 2007.-

viernes, 9 de julio de 2010

Marina Colasanti - Algunos poemas

Como una libélula triste


Era una mujer
que apagaba los espejos.
Bastaba que llegara
y las láminas de plata
ensombrecía
lúgrube y verde
como un lago.
Ella se inclinaba
indiferente
y soplaba suave.
Nada se percibía en la superficie
ni agitación
ni tumulto.
Pero en el fondo del fondo
más allá del mirar
donde las hojas secretas se pudren
en el barro denso


la vida se mecía.


_____________


Muerte bajo el sol


Cuando se tira abajo una casa
no se clava el hacha de un solo golpe
bien de raíz.
Ni es de pie que ella cae
con sus ramajes.
Una casa se mata despacio.


Se arrancan primero
los pasamanos de la escalera
abriendo a la ruina los peldaños inútiles.
Se retiran los herrajes
y las vigas.
Después se arrancan  puertas y ventanas
se vacían en la fachada los dinteles ciegos.
y quien pasa ya sabe.
Aquí no se vive más.
Entonces es la hora de las tejas,
despellejadas sin sangre una por una.
Mostrando los huesos
yace
más que muerto
el descarnado esqueleto del jardín.
Cruel laparoscopía de mis fantasmas
la casa en que viví fue tirada abajo.
Se van los espectros, todos sin abrigo
deshaciendo las imágenes superpuestas.
vamos nosotros sin máscaras en el polvo.
Y las palabras que hilamos juntos
y que las paredes guardan en sus entrañas.

Son deshechas a mazazos.


_______________


Pasando los cincuenta


Mi cuello se arruga.
Imagino que será
de mover la cabeza
para observar la vida.
Y se arrugan las manos 
cansadas de sus gestos.
Y los párpados
apretados al sol.
sólo de la boca no sé
el sentido de las arrugas,
si son de tanto reír
o de apretar los dientes
sobre  calladas cosas.


Marina Colasanti - (Brasil) - "Ruta de Colisión".-
Versión de María teresa Andruetto.-

domingo, 4 de julio de 2010

Palabras para pensar

Amar y sufrir es, a la larga,
la única forma de vivir con plenitud y dignidad.

...

La ciencia, a pesar de sus progresos increíbles,
no puede ni podrá nunca explicarlo todo.
Cada vez ganará nuevas zonas a lo que hoy
parece inexplicable. Pero las rayas fronterizas
del saber, por muy lejos que se eleven, tendrán
siempre delante un infinito mundo de misterio.

...

Aunque la verdad de los hechos
resplandezca, siempre se batirán los hombres
en la trinchera sutil de las interpretaciones.

 ...

La rapidez, que es una virtud,
engendra un vicio,
que es la prisa.

 ...

La felicidad es un sentimiento
fundamentalmene negativo:
la ausencia de dolor.

 ...

Vivir no es sólo existir,
sino existir y crear, saber gozar
y sufrir y no dormir sin soñar.
Descansar, es empezar a morir.

 ...

Si la pena no muere, se la mata.

 ...

GREGORIO MARAÑÓN
Pensador y  científico español - (1887 - 1960 )

Ñ , Revista de Cultura -  17 de abril 2010-

jueves, 1 de julio de 2010

Imágenes que cortan la respiración


A: Siento mucho tener que oír hablar de ella. Pénsaba tan sólo que las cosas eran mágicas y que jamás ocurrirían.
A. W.

martes, 29 de junio de 2010

Poemas de Giuseppe Ungaretti

VIGILIA


Una entera velada
tendido al costado
de un compañero
masacrado
con su boca
desencajada
vuelta al plenilunio
con la congestión
de  sus manos
penetrada
en mi silencio
he escrito
cartas llenas de amor


no me he sentido nunca
tan
aferrado a la vida.


MI CASA


Sorpresa
después de tanto
de un amor


creía haberlo desparramado por el mundo


IRONÍA


Oigo la primavera en las ramas negras, entumecidas.
Se puede seguir solo en esta hora, pasando entre las casas
solos con los propios pensamientos.
Es la hora de las ventanas cerradas, pero esta tristeza de regresos me
ha quitado el sueño.
Un velo verde enternecerá mañana desde estos árboles, hace poco,
cuando sobrevino la noche, todavía secos.
Dios no se da descanso.
Sólo a esta hora le es dado, a algún raro soñador, el martirio de
proseguir su obra.
Esta noche, aunque sea de abril, está nevando en la ciudad.

Ninguna violencia supera a aquella que tiene aparencias silenciosas y frías.

                                                                                      De  L´Allegría.

Giuseppe Ungaretti. Italia ( 1988 - 1970)

Antología de Poesía Italiana Contemporánea - LOSADA - Ediciones UNESCO.-
Traducción: Horacio Armani.

sábado, 26 de junio de 2010

Agotados los órdenes

                                                  " Todo se nos escapa,
                                                                                   y todos,
                                                                                   hasta nosotros mismos."
                                                               Marguerite Yourcenar


Agotados los órdenes.
Ha rodado esta piedra
hasta limar los rostros.


Las preguntas crecen 
sobre el límite.
El misterio es más hondo.


¿Existirá el idioma tranansparemte,
fuera ya de la sangre,
donde la voz se calme?

_______________


Hasta cuándo debo sostener tus lamentos.
Tus ojos y tu lengua.
Tus llagas negras.


¿No ves el viento?


Dice que no en las ramas,
en el pájaro,
en el centro del aire,
en la tensa densidad del tiempo.


Hasta cuándo.
Mujer que ya has partido.


¿No ves el viento?


___________


Pusimos unas hojas doradas en el té
y apareció en tus ojos una luz distinta,
demoledora de miedos.


Queríamos tocarnos,
aun con los dedos agotados por la fatiga.


Entonces,
como si hubieses sido sólo de viento.
Te fuiste.

M.M. Vendramini

miércoles, 23 de junio de 2010

Leopoldo Marechal

CORTEJO


Vestida y adornada para sus bodas
la Muerta va: dos niños
la conducen llorando.
Y es en el mismo carro de llevar las espigas
maduras en diciembre.


El cuerpo va tendido sobre lanas brillantes,
ejes y ruedas cantan
su antigua servidumbre.
Clavado en la pradera como una lanza de oro
fulgura el mediodía.

(Mi hermano va en un potro del color de la noche,
yo en una yegua blanca 
sin herrar todavía.)

La Muerta va en el carro de los trigos maduros:
su cara vuelta al sol
tiene un brillo de níquel.
Se adivina la forma del silencio en sus labios,
una forma de llave.


Ha cerrado los ojos a la calma visible
del día y de su juego
de números cantores;
y se aferran las manos a la Cruz en un gesto
de invisible naufragio.


Y mientras el cortejo se adelanta entre flores
y linos que crecean 
el idioma del viento,
la cabeza yacente, sacudida en el viaje,
traza el signo de ¡no!


Dos niños la conducen: en sus frentes nubladas
el enigma despunta.
¿Por qué la Muerta va con su traje de bodas?
¿por qué en el mismo carro
de llevar las espigas?


(Mi hermano va en un potro
del color de la noche,
yo en una yegua blanca
sin herrar todavía.)


Leopoldo Marechal
Argentina (1900- 1970)