A FABIO JUSTO
Últimamente no me envías ninguna carta, nada hay, dices, por lo cual escribir.
Pues bien, por lo menos escribe acerca de esto mismo, que no tienes nada
para escribir. O bien escribe sólo aquello con que solían comenzar sus cartas
nuestros antepasados: " si estás bien, está bien y entonces yo también estoy
bien". Eso me basta, sería de hecho lo máximo. ¿Piensas que juego? No, lo
reclamo seriamente: hazme saber cualquier cosa que hagas, no puedo no
saberlo sin ser presa de la mayor preocupación.
Adios.
Plinio el Joven, "Epistulae".
Traducción: Darío Sánchez y Diego Marques.
Alción Editora - 2001
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